miércoles, 26 de mayo de 2010

¡Qué paciencia, Señor!



Los toros desde el sofá

Hay que reconocer que la corrida de hoy ha vuelto a ser insoportable. Llevamos ya unas cuantas de San Isidro, no vemos nada y la moral flaquea. Eso que en casa, con la cervecita bien fría y las tapitas de jamón y queso hasta el tercero se aguanta, pero a partir de ahí la cosa se complica.

Hoy se lidiaban toros de Samuel Flores, que han resultado mansos 1º, 2º, 4º y 5º y más manejables 3º y 6º. Todos ellos con dificultades y únicamente con ciertas posibilidades el segundo de Padilla y el lote de Iván García.

Juan José Padilla es un torero con dieciseis años de alternativa, cara de hombre, barba cerrada, patilla en boca y que suele llevar unos vestidos poco ortodoxos, por decirlo de alguna manera, como el de hoy, con bordados de uvas un punto "peculiares". Con su manso primero se ha mostrado rudo con el capote, posteriormente se ha abroncado al Presidente por no devolverlo tras el tercio de varas y le ha brindado su muerte a Diego Robles. Todo lo ha hecho por el izquierdo, muy rápido, dando muchos pases a un toro que destaca por su sosería y que le abre camino de una estocada fulminante.

El cuarto se deja. Como ofrece problemas por el pitón derecho, al igual que todos sus hermanos, el de Jerez se entrega por el izquierdo y a veces se siente y torea despacio. El público asiste a la metamorfosis de Padilla que baja la mano y creo que hasta se gusta. Logra algún natural por bajo con cierto empaque y acaba con el manso de un bajonazo. El público le pide la oreja que el Presidente no concede. Padilla, profesional, ni siquiera intenta dar la vuelta al ruedo.

El lote malo se lo ha llevado Luis Miguel Encabo, un manso de pocas opciones en primer lugar y un quinto, que sí ha sido malo, mansito, rebrincado y precioso de lámina, que mira mucho, se vence por ambos lados y está reparado de la vista, según su matador, al que descabella sin lograr introducir la espada.

El lote bueno ha sido para Iván García. El tercero se dejaba y el torero le ha dado pases a espuertas con pocos detalles destacables. Cerraba la tarde un toro que embestía con cierta suavidad por el pitón izquierdo, por lo que cuando el torero se decide a bajarle la mano logra muletazos estimables en tandas demasiado cortas. Al final el respetable se viene arriba por naturales pero el espada cambia otra vez de mano inexplicablemente. Podía haberle cortado una oreja si extrae todo lo que llevaba el toro por ese pitón, pero acaba con él de una buena estocada delantera sin rematar su faena.

En fin, Serafín, mañana más y a ver si es posible que mejor.

2 comentarios:

  1. Paco:
    Si empezamos por el ganado, esto no hay quien lo soporte y si a esto añadimos los fenómenos estos, para qué más. El señor Padilla vive en su mundo, pero además goza de un coro que ayer casi consigue una oreja. Y a mí lo de las orejas me da igual, pero si eso sirve para que me lo sigan metiendo año tras año, pues no. Por ahí no paso.
    Un saludo

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  2. Tienes razón Enrique, pero ya sabes que ahora aunque supuestamente estés bien y te den una oreja no te asegura que cuenten contigo para el año siguiente.
    ¿Qué pasaría si al año que viene sólo fueran a San Isidro los que han estado bien?, que Rafaelillo, Macías, Morenito, Fandiño, Curro Díaz, El Cid, Javier Cortés y no sé si alguno más torearían cinco tardes cada uno. Pues a lo mejor es esa la solución además de buscar ganaderías, que las hay, que no estén podridas por dentro y les quede algo de casta y bravura.
    De momento seguiremos con la Feria.

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