jueves, 23 de abril de 2015

Todos contentos en Zaragoza


La de hoy ha sido una tarde en la que, al igual que ocurre en las elecciones, todos ganan. La empresa porque el cartel ha sido barato. El ganadero porque han embestido sus toros. Alberto Álvarez e Imanol Sánchez porque se van de Zaragoza con su trofeo y Ricardo Torres porque ha podido dejar muestras del concepto de su toreo ante el cuarto, aunque no lo haya matado.
Dicho esto, partamos de la base de que Luis Algarra ha mandado un encierro a Zaragoza espectacular: De buen juego en general, bien presentado, serio e importante, con romana y trapío. Una corrida de toros, de los cuales cuatro han embestido con claridad, nobleza y alguno con bravura, siendo el garbanzo negro el segundo y en menor medida el sexto; lo que quiere decir que los tres toreros han tenido el material óptimo para poder desarrollar su profesión con opciones y posibilidades en una plaza, la de su tierra, de primera categoría. Es decir, que la empresa no los ha echado a los leones ni se los ha quitado de en medio de un plumazo, sino que ha puesto los mimbres para hacer el cesto.
Así pues Ricardo Torres, un torero de prometedora carrera como novillero que, como tantos otros, se frenó al llegar al doctorado; ha estado academicista con su noble y desfondado primero y con el buen cuarto ha mostrado su mejor versión, la de sus prometedores inicios antaño. Ha habido toreo del bueno. Con profundidad, aunque con el pero de la intermitencia como consecuencia del poco desarrollo de su profesión. Pero ha dejado claro que no se le había olvidado torear. Al contrario. Pero ha matado muy mal y él es matador de toros, quedando todo en una ovación y en dos recados del Presidente con clara amenaza de cabestros.
También se anunciaba en los carteles Alberto Álvarez, un torero que, no me cansaré de repetirlo, tiene una afición desmedida. Y ha enlotado un segundo toro, áspero y brusco, el peor del encierro, que no ha sido fácil y que además le ha propinado una voltereta teniendo que pasar a la enfermería, aunque no le haya impedido matar a su segundo enemigo, un toro bueno con el que ha estado valiente desde el principio y al que ha toreado con temple en los primeros compases de muleta, cortandole la oreja al final de su labor.
Remataba la terna de toreros aragoneses Imanol Sánchez, representante actual de una línea de toreo más heterodoxo y que abunda menos en nuestros ruedos. Arrebatado y un tanto libertario conceptualmente, conecta con prontitud con el público más tremendista como consecuencia de la manera de ejecutar las suertes, muy a su manera. Antiguamente había más toreros que coincidirían con su línea plástica, pero ahora las modas nos conducen por otros caminos distintos, ni mejores ni peores, pues para eso están los gustos.Con el material de hoy, Imanol ha estado más cómodo con el buen tercero, al que le ha cortado un trofeo, que con el molesto sexto, que no ha sido tan claro como el anterior.Lógico. Pero se irá contento de Zaragoza, donde se presentaba como matador. Y el sábado la corrida concurso para finalizar la Feria de san Jorge.
(Crónica aparecida en Burladero.com)

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